¿Cuántas veces las reacciones, pensamientos, emociones o la intensidad de las personas con altas capacidades han sido juzgadas como excesivas? ¿Y si cambiáramos el enfoque y afirmáramos que lo que son es excepcionales?

Las palabras de Mary Elaine Jacobsen, doctora en psicología y especialista en superdotación y en desarrollo del potencial, ayudan enormemente a entender la vital importancia que tiene conectar, sintonizar, empatizar, sentirse profunda y genuinamente comprendido, para una persona con altas capacidades:

Cuando los demás se quejan de que somos demasiado dramáticos, están sugiriendo que somos demasiado expresivos, demasiado apasionados, demasiado conectados con nuestras emociones, y que invitarlos al ámbito más profundo de la vida los atemoriza. A menudo, los adultos superdotados son llamados dramáticos o locos cuando confrontan a los demás con su intensidad.

El papel de la emoción es una parte integral de nuestra naturaleza creativa, y un regalo para ser atesorado. Incluso, se podría decir que pensamos con nuestros sentimientos y sentimos a través de nuestros pensamientos. En otras palabras, nuestra mente intuitiva y sensible y nuestra mente lógica trabajan en concierto.

Somos altamente, no excesivamente, sensibles y perceptivos, lo que significa que vemos más y sentimos más. Por lo tanto, es más probable que nos veamos obligados a expresarnos más que otras personas, y nada de esto debe equipararse con el exceso. La intensidad es un don que nos permite conocer el significado del éxtasis, así como de la desesperación. Por lo tanto, los experimentadores excepcionales viven más intensamente que la mayoría de las personas, viven más plenamente, con más color la mayor parte del tiempo. Tenemos la oportunidad única de ser transformados por las espectaculares revelaciones disponibles en cada momento ¿Por qué lo querríamos de otra manera?

Mary-Elaine Jacobsen

Traducido y compartido por Soy Superdotado · Tu refugio

¿A que parece sutil, pero es muy determinante la diferencia entre “demasiado” y “altamente”?

Si estamos en un contexto en el que continuamente se nos hace sentir demasiado o excesivamente complejos, analíticos, emotivos, sensibles, expresivos, intensos, apasionados, profundos, curiosos, comprometidos, cuestionadores, reflexivos, empáticos, idealistas…estamos siendo juzgados negativamente. Estos juicios o valoraciones negativas merman nuestra creatividad y cercenan nuestro ser y nuestra capacidad de desarrollo, menguan nuestra autoestima y seguridad en nosotros mismos, nos fuerzan de alguna manera a intentar encajar, porque se nos hace ver como fuera de rango, desadaptados y, de alguna manera, inaceptables.

Afirmar todo ese mismo listado de cualidades acompañado de la palabra “altamente” o “excepcionalmente” cambia por completo la percepción y el enfoque.

No es lo mismo ser altamente sensible que demasiado sensible. Queda claro ¿no?

Cada persona que se haya sentido juzgada y definida por los otros como “demasiado” debería redactar en primera persona un listado de todo lo que le han hecho sentir y pensar acerca de si misma y después reemplazar la palabra “demasiado” por “altamente” y leerlo varias veces al día.

Soy altamente emotivo. Soy altamente sensible. Soy altamente reflexivo y analítico.

Eso lo cambia todo. Hace que una simple palabra pueda transformar un supuesto defecto en un don.

Es comprensible y natural que las personas que no experimentan la realidad desde esa perspectiva lo vean como algo excesivo e inabordable. Pero no se puede pedir a nadie que viva la vida de otro. Simplemente debemos exigir el derecho a ser como somos y expresarnos en toda la magnitud que nos sea necesaria. Nadie necesita que le definan el límite de lo aceptable, porque si las personas con altas capacidades hicieran lo mismo, todo lo que está considerado normal, canónico o estándar se quedaría corto, insuficiente.

No van por la vida diciéndole a la gente: eres insuficientemente profundo, complejo, sensible, analítico, intenso y emotivo. Eso sonaría muy mal ¿no es cierto? Parecerían unos engreídos que se creen los dueños de la verdad. Pues así exactamente es como a ellos les suena cada vez que se les juzga como “demasiado”. Y no solo tienen derecho a ser como son. Principalmente, y por fortuna, no lo pueden evitar.

Es importante, así como la autovalidación, la búsqueda de contextos donde sentirse parte y aceptados tal y como son, sin filtros ni matices, sin juicio y sin medida.

Es incalculable el valor que puede tener una simple mirada de aprobación, un gesto de confianza y una conexión profunda con el otro sin que apenas hagan falta explicaciones ni esfuerzos.

Es realmente necesario y vital que las personas con altas capacidades encuentren contextos en los que ser quiénes son y sentirse validados, comprendidos, valorados y donde se fomente la libertad, la aceptación de su manera de ser, su naturaleza; donde puedan verse a si mismos reflejados y donde desarrollar sus dones y talentos y salir del banquillo de los acusados, de la patologización y de la perpetua represión a la que pueden estar sometidos por personas y grupos que no comprendan ni respeten su manera de estar en este mundo, de sentir, de experimentar la realidad y de afrontar la vida.

Las personas con altas capacidades no eligen ser así. No lo hacen para complicar su existencia o para dificultar la de los otros, sino más bien porque, afortunadamente, así es como son. Excepcionales.