Llevamos 27 días de cuarentena.
Y nos quejamos. Y vamos perdiendo la paciencia y la cordura. Y sentimos incertidumbre. Y tenemos miedo de hoy. Pero sobretodo, tenemos miedo de mañana.
Nos quejamos desde el sofá mientras pasamos del Whatsapp al Facebook, del Facebook al Gmail, del Gmail al Chrome, y después vamos a la cocina y abrimos la heladera y nos hacemos otro café, y volvemos al sofá y dudamos ¿Netflix o HBO?
Y nos preguntamos con impaciencia ¿cuándo volveremos a la normalidad? ¿cuándo podremos salir? ¿qué pasará con el curso escolar?
La normalidad en el mundo incluye que cada día…
20.000 personas mueren de tabaquismo.
20.000 personas mueren a causa de la contaminación ambiental.
8.500 niños mueren de hambre.
8.200 personas mueren por causas relacionadas con el alcoholismo.
3.500 personas mueren en accidentes de tráfico.
3.300 personas mueren de malaria.
2.000 personas mueren por causas relacionadas con el sida.
1.800 niños mueren por enfermedades diarreicas.
Cada día. Sí.
Las guerras que existen en el mundo hoy, en pleno 2020, con más personas muertas o desplazadas ocurren en…
Yemen, donde más de la mitad de la población no tiene qué comer.
Irak, donde ya dos millones de personas se desplazaron huyendo del conflicto. La mitad de ellas, niños.
Siria, con seis millones de desplazados y 380.000 muertos en nueve años de conflicto.
Sudán del Sur, con 400.000 muertos por la guerra civil.
Somalia, con casi tres millones de desplazados por la violencia y la sequía desde hace tres décadas.
Afganistán, con 150.000 personas muertas en los últimos 18 años de guerra.
Esta es nuestra realidad, desde hace mucho tiempo.
No nos ocurre algo inusitadamente catastrófico solo desde hace 27 días.
¿De verdad alguien puede decir: éramos felices y no lo sabíamos?
¿Queremos volver a la normalidad?
Cuando se aplane la dichosa curva, basada en datos tan insuficientes e inciertos, saldremos otra vez a la calle deseando tomarnos una cerveza con los amigos, iremos a las rebajas del Primark, volverán los atascos, los niveles de contaminación habitual a las ciudades, y ansiaremos el ocio, y las vacaciones, y las navidades y los reyes.
¿De verdad creen que este virus es el enemigo?