Hoy es el Día Mundial del Teatro y debo agradecer y, sin miedo a que me tomen por exagerada, decir que el teatro es el mejor invento de la humanidad.

El teatro nos expresa, nos conecta con nuestro cuerpo, con nuestras emociones, libera el dolor de tanto silencio y tanta represión que llevamos en el día a día, intentando encajar en un sistema absolutamente deshumanizado. El teatro alimenta el alma, puede transformar casi cualquier cosa en arte, en belleza. El dolor más hondo, la soledad más desesperada, la verdad más cruda y la pasión más intensa. El teatro da vida, cuerpo y forma al alma humana y le permite expresarse en toda su complejidad. El teatro tiene la maravillosa capacidad de transmutar una emoción, un pensamiento, una palabra, en obra de arte. Y nos enseña a abandonar el ego y sentirnos parte de un todo en sintonía, algo más grande que nos excede y es lo que somos junto con nuestros compañeros de creación y ensayo y escenario. Y nos quita el miedo a que nos vean como somos, porque sobre el escenario podemos llorar y reír y gritar y estar locos y ser tontos y ser perversos y sufrir lo indecible y gozar desmesuradamente. Todo está permitido. Estamos protegidos por el fino velo de la ficción. Y también nos quita el miedo al juicio ajeno. Porque el público no es algo abstracto y monstruoso sino simplemente un conjunto de personas, como nosotros, intentando vivir. Y desde el escenario podemos hacerles pensar, sentir, ver, y expresar todo lo que callan y guardan en su interior, y no se atreven a sentir. Podemos conectar sin límites.

Si todos tuviéramos clases de teatro en la escuela. Si un taller de teatro semanal fuera tan obligatorio y curricular como la lengua y las matemáticas. Si se recetaran las clases de teatro con tanta soltura como los antidepresivos, creo que habría menos dolor, menos mal humor, menos represión, menos maldad, menos toxicidad, menos maltrato, menos hastío, menos sinsentido, menos tristeza, menos soledad, menos crueldad, menos vacío, menos sufrimiento en este mundo.

Celebro. Agradezco. Brindo por el teatro y por toda la gente maravillosa que me permitió conocer y de la que aprendo cada día. Y por todo el camino que nos queda por recorrer.

¡Tomen clases de teatro! ¡Vayan al teatro! ¡Lean obras de teatro! ¡Anímense a despertar! A dejarse llevar por el arte más maravilloso del mundo.

Sí. Soy absurdamente subjetiva. Así se ven las cosas con los ojos del corazón.

¡Amo el teatro! Porque el teatro hizo que volviera a amar la vida.