Mamá.
La primera palabra que decimos.
Es difícil que yo no pueda escribir, y sin embargo me está pasando en este mismo momento.
Mamá. Solo me suena esa palabra en la cabeza.
Y no puedo pensar nada más.
Solo siento, añoro, imagino. No llegan las palabras.
Solo me atraviesan recuerdos, sensaciones, emoción.
Mamá.
Cómo desearía esta mañana estar en Argentina, juntas en la cocina, poniendo la mesa y preparando el tuco para los mostacholes. Y que fueran muchos platos sobre el mantel. No quiero contar en mi cabeza el número de platos que quisiera que sean. Y poner la bandeja verde de plástico y la jarra de agua, y la canasta de mimbre con las galletas marineras y el platito metálico de postre con el queso provolone, y la cucharita de mango azul. Y abrir un vino tinto -aunque ya sabés que prefiero la cerveza- y decirle a papá que a ver cuándo se acaba la carrera y apaga la tele.
A veces creo que lo consigo, sí que lo intento, pero no sé realmente. Uno nunca sabe si lo está haciendo bien. Pero puedo decirte que espero que Fran y Sofía tengan este mismo estado mental y emocional si me tienen lejos y quieren desearme un feliz día y solo les vienen imágenes y recuerdos y emociones difíciles de ordenar y les cuesta ponerse en palabrasꓼ porque las palabras son lo que menos les representa, aunque constituyan el territorio en el que se mueven habitualmente con más fluidez. Espero que cualquier frase y cualquier saludo y cualquier idea se les quede insuficiente como me está pasando ahora mismo a mí. Y solo quieran estar en mi cocina, poniendo la mesa y esperando con ansias tenerme cerca y ayudarme con algo y compartir el domingo y sentarse a comer y hablar y reírse y desear una sobremesa eterna de estar, simplemente estar. Porque mamá es un lugar en el que uno desea estar. Mamá es un lugar más que una persona. Mamá es un lugar más que una palabra. Mamá es un lugar que nos define y al que siempre estamos profundamente llamados a volver para sentirnos otra vez seguros y amados y tranquilos y en casa.
Feliz día mamá. Mamá. Qué bien me hace atreverme a repetir ese sonido en mi cabeza, y no buscar palabras ni razones. Solo dejarla sonar. Y sentir y recordar y añorar y emocionarme.
Mamá.