Día del psicólogo (argentino) y de la psicóloga también

Qué coincidencia…Hoy es el Día Internacional para la Reducción de los Desastres. Y también es el Día del Psicólogo (y la Psicóloga…no se olviden que el español es una lengua con un género masculino muy abarcativo). Pero no es el día de cualquier psicólogo (y psicóloga) sino del Psicólogo Argentino (y la Psicóloga Argentina) que vendrían a ser algo así como los psicólogos propiamente dichos, por excelencia o por antonomasia. Y perdonen las mayúsculas, pero la ocasión lo merece. Creo que esta maravillosa coincidencia no tiene ningún sentido, pero me parece maravillosa justamente porque creo que la reducción de los desastres que llegue uno a cometer en su vida puede verse influida de una manera directa e inequívoca con la presencia de un psicólogo argentino (o psicóloga) en nuestro camino. Así que aprovecho la ocasión para agradecer la existencia de la psicología, del psicoanálisis, de Freud, su malestar en la cultura, su interpretación de los sueños, su psicología social, sus métodos, sus errores y su fijación con la libido. A Jung y a Lacan e incluso a los conductistas cuyos métodos me fueron tan ajenos e inapropiables (por usar eufemismos y no decir totalmente inútiles). Me cuesta siempre tanto ir al grano. Celebro, felicito y agradezco, como iba diciendo, la existencia de los psicólogos, pero sobre todo y principalmente celebro la existencia y felicito y agradezco a mi querido Antonio, que ha trazado un mapa de mi propio territorio mental cuando yo estaba completamente perdida, y ha encendido una luz cuando yo iba a ciegas, y ha abierto una ventana donde yo solo veía un muro, y me ha puesto alas cuando yo solo me imaginaba anclada e inmóvil en una celda en el fondo del océano. Si creen que sus vidas son un completo desastre o van camino de serlo y les parece conveniente, importante o posible reducirlo de alguna manera, tal vez lo que les haga falta sea un psicólogo argentino (o psicóloga). Lo digo por experiencia. Aunque quizás después de leerme concluyan que lo mío no tiene solución.