Hablar de Desintegración Positiva y altas capacidades supone definir conceptos complejos, partir de una base de conocimiento sobre terminología, postulados y teorías desarrolladas por los investigadores Dabrowski y Piechowski fundamentalmente, y estructurar esa información ordenadamente para comprender y concluir cómo partiendo de la observación de ciertas características, conductas y reacciones se llega a un desarrollo evolutivo de la personalidad que está más potenciado en las personas con altas capacidades.

Lo primero que hace falta definir es ¿Qué es la Desintegración Positiva? y ¿Cómo se relaciona con ese potencial de desarrollo y con una sobre excitabilidad e intensidad innatas e inherentes a las altas capacidades?

La Desintegración Positiva es una teoría, desarrollada por el psicólogo y psiquiatra polaco Kazimier Dabrowski, que afirma que la evolución de la personalidad desde un estado carente de autoconciencia y básicamente egocéntrico e individualista hacia uno en el que el individuo no solo supera el egocentrismo inicial sino también las expectativas externas tanto a nivel individual, familiar y social, y se dirige hacia un estado de desarrollo pleno guiado por la empatía, la plena conciencia de si mismo y la búsqueda de fines altruistas, genuinos y universales, solo se puede conseguir a través de un proceso de desintegración. El individuo debe replantear y deconstruir los pilares sobre los que se han fundado sus acciones y pensamientos, y repostularlos en un sentido nuevo que excede su propia satisfacción, e incluso las demandas emanadas del medio social, y se orienta hacia unos fines superiores imbuidos de un valor humano, universal, abstracto y altruista. Se le llama positiva porque, aunque es un proceso en el cual es inevitable atravesar profundos conflictos internos de diversa índole, el resultado es una integración nueva, evolucionada y positiva de la personalidad, hacia la cual las personas con altas capacidades tienen una predisposición y un potencial mayor que debe ser comprendido y apoyado.

Llegado a este punto, el vértice de contacto entre la Desintegración Positiva y las altas capacidades, es importante destacar que la teoría ilumina y oxigena la visión y manera de abordar no solo el diagnostico sino el significado y las profundas y complejas implicaciones que pueden tener esa serie de conflictos, pensamientos, reacciones, dinámicas y sensibilidades propias de los individuos con altas capacidades y que suelen desatenderse y etiquetarse no solo de manera errónea sino contraproducente.

Si partimos de la afirmación de que sin desintegración no puede haber evolución de la psique. Si descubrimos que, a mayor excitabilidad y mayor intensidad, más potencial de evolución tenemos delante. Si nos atrevemos a pensar que sin una serie de profundos replanteos y conflictos internos sobre la imagen de uno mismo y la relación con el entorno, y sobre lo que se es y lo que se debería lograr ser, y cómo esa lucha se define casi como una paradoja dentro del plano familiar, educativo, social y económico, porque el objetivo hacia el que se dirige el deseo y la necesidad de ese ser que intenta aflorar no cumple de ninguna manera con las expectativas externas ni con las internas heredadas, aprendidas y sustentadas. Si replanteamos esa primera y segunda y tercera impresión y prejuicio que solemos tener cuando nos enfrentamos a emociones intensas, pensamientos complejos, dinámicas psicomotrices y sensitivas infrecuentes y difíciles de controlar; a conflictos existenciales y a más dudas y más incertidumbres y más miedos que a ese imaginario funcional y equilibrado, perfectamente en marcha y dando respuestas correctas y esperables y seguras y entusiastas. Si podemos atrevernos a mirar de otra manera todos esos condicionales podremos de pronto redefinir todas esas connotaciones supuestamente negativas, todos los tabúes, todos los eufemismos, todas las etiquetas, todos los prejuicios, y evolucionar ¿Y si todas esas señales que creíamos preocupantes, inaceptables, obstaculizadoras, no fueran otra cosa que signos de un proceso positivo, de un irrefrenable desarrollo, rasgos inequívocos de evolución? ¿Si toda esa aparente desintegración del individuo en conflicto fuera absoluta e irrefutablemente positiva? Esas son las preguntas que nos plantea la teoría de la Desintegración Positiva de Dabrowski.

En cuanto a su relación con las altas capacidades, Dabrowski llega a la conclusión de que las personas con mayor sobre excitabilidadhipersensibilidad e intensidad tienen un potencial considerablemente mayor de evolución. Y que la combinación de esa intensidad, sensibilidad y potencial de desarrollo son claros indicadores de alta capacidad intelectual. Y abre y expande y complementa la mirada tradicional sobre el diagnóstico, los test de CI, las herramientas de evaluación y las respuestas a las necesidades asociadas a la superdotación, enriqueciendo y ampliando la manera de abordar las altas capacidades a nivel individual, interpersonal, familiar, escolar y social.

Al igual que las investigaciones de Elaine Aron sobre hipersensibilidad generan un profundo alivio y ayudan a aceptar y comprender que esas conductas supuestamente inadecuadas, inaceptables, rechazadas, que narran lamentablemente demasiadas historias en primera persona sobre incomprensión y soledad, y en las que las personas altamente sensibles han llegado a sentirse locos, trastornados, absolutamente inadaptados, aislados y ajenos a este mundo; eran simplemente un rasgo, una cualidad, un don del cual valerse y con el cual vivir plenamente y sin permitir más etiquetas ni juicios. La teoría de la Desintegración Positiva de Dabrowski echa luz y abre una nueva perspectiva ante ciertos indicadores, no solo de alta capacidad intelectual e hipersensibilidad, sino del verdadero significado y potencial de ese enjambre de conflictos, incomodidades, replanteos y contradicciones que habitan en el cuerpo y la mente de ciertas personas. De pronto, descubrir que esa sensación de duda, sufrimiento y la instintiva necesidad de redefinirlo todo a un nivel profundo, casi ajeno a este sistema y a las normas y expectativas establecidas, no era un signo de inadaptación, debilidad o incapacidad. No entrañaba peligro. No era algo de lo que había que curarse. No era un trastorno de personalidad ni un déficit ni un riesgo. Era un claro signo de evolución, de potencial, un hito en el camino hacia el autoconocimiento y el nacimiento de un ser auténtico, verdadero, sensible, consciente y altruista.

Si te ha interesado la teoría de la Desintegración Positiva te recomendamos leer esta entrada con una síntesis del texto de Raquel Pardo de Santayana, especialista en altas capacidades, publicado por la Universidad Complutense de Madrid sobre las aportaciones, los conceptos fundamentales, estadios y dinamismos sobre los que se funda la teoría de Dabrowski. El texto completo puede leerse aquí.

Un artículo comentado sobre las características, pero también implicaciones a nivel individual y social, de la teoría de la Desintegración Positiva puede leerse aquí.

Y para saber más sobre las personas altamente sensibles y los estudios de Elaine Aron sobre hipersensibilidad y altas capacidades visita esta entrada con las experiencias del último ágora de padres y familias de la Asociación Pitágoras.