Pensar que no es un buen día para hablar de Realidad Virtual tal vez sea un error.
Sería caer en la falacia de pensar que no hay nada que podamos hacer, decir, escribir o activar en nosotros y en los otros a partir de la realidad para mejorarla, o al menos como un mero acto de sana catarsis.
Hace días que revolotean y se solapan temas y frases, citas, textos y nombres que iban a transformarse en un artículo y hoy al final lo conseguirán.
Uno de los conceptos que frenaba esa metamorfosis era el nombre de Donald Trump, porque estaba asociado a Palmer Luckey, el fundador de Oculus, quien sorprendía con sus declaraciones y generaba una ola de renuncias en su empresa por haber apoyado económicamente a la organización pro Trump Nimble America, encargada de compartir publicaciones a favor del candidato republicano y de descalificar e insultar a Hillary Clinton.
Hoy Donald Trump gana las elecciones en Estados Unidos y todo se alinea. ¿Por qué no hablar de Oculus, de Palmer Luckey y de Nimble America? ¿Porque es desagradable? ¿Porque no sería políticamente correcto?
La mayoría de los ciudadanos estadounidenses ha votado a un multimillonario ignorante, machista, xenófobo, corrupto y violento sin ninguna vergüenza. ¿Por qué avergonzarse de decir que es una catástrofe, que es desmoralizante y abrumador leer las portadas de los periódicos de hoy?
Y refrescar la portada de la prensa escrita nos sigue devolviendo el increíble titular en negritas, y la superficie roja que no para de crecer, y las manos sobre las caras de asombro desesperado de todos los que no querían esto y creen que tapándose el rostro algo va a cambiar, casi como si apretando F5, cuando vuelva a cargar la página del periódico, fuéramos a leer un resultado diferente.
¿Qué venía de la mano de Oculus, Palmer Luckey y el artículo sobre el prometedor futuro de la Realidad Virtual “Inside the Box” de Joel Stein que salió en Time hace más de un año atrás? El concepto de RR contra VR. Realidad Real contra Realidad Virtual. Estamos programados para pensar en contrarios, en opuestos: blanco y negro, hombre y mujer, rico y pobre, demócrata y republicano, guerra y paz, salud y enfermedad, verdad y mentira. Realidad Virtual y Realidad Real. Acuñar el término Realidad Real está íntimamente ligado a pararnos en la Realidad Virtual para definir el resto. Generalmente los contrarios cargan ideología, y es difícil escribirlos, nombrarlos, de manera igualitaria; incluso hay uno que creemos que elegimos inocentemente poner primero, pero siempre hay un término que es más alto, más largo, más fuerte, más voluminoso que el otro.
Philip Rosedale, el creador de Second Life, decía en una entrevista para Wired en octubre pasado: “We are about to leave the real world behind” (Estamos a punto de dejar atrás el mundo real) y sería bueno coincidir y disentir con esta frase. Hablando de contrarios. Pensando que lo mejor sería complementarlos más que seguir oponiéndolos, y llegar a concluir que la mejor realidad posible es la que incorpora todo y no niega una parte para poder sostener a la otra. La Realidad Real seguirá siendo la primera, primordial, la base y plataforma desde la que pensar la oración y agregarle las preposiciones. Aunque la nombremos desde la Virtual, aunque la Virtual la revolucione, la reescriba, la ponga en tela de juicio, la alimente, la cuestione. La Realidad Real será siempre la madre biológica de todas las otras posibles.
Hoy es un día maravilloso para ponernos las gafas de Realidad Virtual, 5 minutos, no para distraernos, no para evadirnos, no para apagar el cerebro, no para negar ni disfrazar, no para vender ni comprar. Que sea para respirar, para devolvernos a nuestro eje, para pensar en la posibilidad de ser más empáticos, de entender y compartir, de ponernos en la piel, de ayudar, de juntar fuerzas, de activar, ver, escuchar, sentir. Y después, volver a la Realidad Real y decir, y escribir y hacer lo que haga falta.