En este artículo abordaremos un tema fundamental: la relación entre alta capacidad y alta sensibilidad. Las personas con altas capacidades son también, con enorme frecuencia, personas con alta sensibilidad. Nutridos por las investigaciones de Elaine Aron, psicóloga y escritora, autora del libro “El don de la sensibilidad” comenzaremos respondiendo un test orientativo para conocer el grado de hipersensibilidad que tenemos o tienen nuestros hijos y cómo afecta su relación con el entorno y su propia percepción de sí mismos.
Compartimos el cuestionario, porque creemos que puede ser revelador. Como hablábamos en otros artículos del blog sobre las altas capacidades y la importancia del diagnóstico, en este caso sucede algo muy similar. Saber qué es la hipersensibilidad y reconocerse ayuda a afrontar, comprender, aceptar y vivir plenamente desde la conciencia de estar en posesión de un don que la sociedad y las propias represiones individuales y colectivas han hecho que sea visto y señalado como una patología, un defecto o una debilidad. Cuando en realidad es todo lo contrario.
- Tengo la sensación de ser consciente de cosas muy sutiles en mi entorno
- Me afecta el comportamiento de los demás
- Suelo ser muy sensible al dolor
- En los días ajetreados, suelo tener necesidad de retirarme, echarme en la cama, buscar una habitación en penumbra o cualquier otro lugar donde pueda encontrar algo de tranquilidad y alivio frente a tanta estimulación
- Soy particularmente sensible a los efectos de la cafeína
- Me abruman fácilmente las luces brillantes, los olores fuertes, los tejidos bastos
- Los ruidos fuertes me hacen sentir incómodo/a
- Tengo una vida interior rica y compleja
- Me conmueven profundamente las artes y la música
- Soy muy concienzudo/a
- Me asusto con facilidad
- Me agobio cuando tengo muchas cosas que hacer en poco tiempo
- Cuando alguien se siente a disgusto en un entorno físico, suelo saber lo que podría hacer para hacerle sentir más cómodo
- Me molesta que los demás pretendan que haga demasiadas cosas a la vez
- Me esfuerzo mucho por no cometer errores u olvidarme de algo
- Suelo evitar las películas y series de televisión violentas
- Me resulta desagradable la sobreestimulación que me provoca el ajetreo a mi alrededor
- Los cambios en la vida me conmocionan
- Suelo percibir y disfrutar de las buenas esencias, sabores, sonidos y obras de arte
- Para mi tiene mucha importancia disponer mi vida de modo que pueda evitarme situaciones perturbadoras
- Cuando tengo que competir o ser observado/a en la ejecución de una tarea, me pongo tan nervioso/a e inseguro/a que termino haciéndolo peor de lo que podría hacerlo
- Cuando era niño/a, mis padres o mis profesores me solían ver como una persona sensible o tímido/a
Una mayoría de respuestas verdaderas es un claro indicador de que estamos ante una persona altamente sensible. Entre los presentes, todos coincidimos en nuestra mayoría de afirmativos, incluso llegando a responder sí a todas las preguntas.
Ya introducidos en el tema, comentaremos la relación entre alta capacidad y alta sensibilidad, que según las investigaciones de Elaine Aron y Kazimierz Dabrowski, van asociadas con mucha frecuencia.
Dabrowski habla en términos de sobreexitabilidad y distingue 5 formas de sensibilidad en las personas con altas capacidades. Las sensibilidades motora o psicomotora, sensitiva, emocional, imaginativa e intelectual.
La hipersensibilidad o sobreexitabilidad motora se manifiesta en forma de entusiasmo, vitalidad, inquietud, energía desbordante y un punto de impulsividad. Una mirada superficial y desinformada puede derivar en un diagnóstico equivocado de hiperactividad o déficit de atención (TDAH) en niños de altas capacidades especialmente sensibles en sus funciones motoras.
En el área intelectual se despliega con avidez, curiosidad y una gran agilidad, originalidad y agudeza en la manera de buscar, adquirir y procesar la información para transformarla en conocimiento.
La alta sensibilidad sensitiva abarca los cinco sentidos y puede observarse en su manera de interactuar y reaccionar a todo tipo de estímulo, ya sea visual, táctil, olfativo, auditivo o gustativo. La intensidad con que se vive un sabor, un olor, un sonido, una textura, una forma o un color puede desencadenar en sobreexitabilidad. Eso explica los casos de baja tolerancia al dolor, el enorme placer o desagrado asociado a ciertas comidas, la facilidad con que pueden emocionarse en la contemplación de una obra de arte y la gran facilidad para distraerse ante un estímulo que para el común de la gente pasa desapercibido.
En cuanto a la hipersensibilidad imaginativa se observan con frecuencia complejidad en el habla, gran facilidad para comunicar a través de metáforas, gran abstracción mental y capacidad para soñar despiertos o inventar mundos paralelos, amigos imaginarios, historias inverosímiles cargadas de detalles realistas y convincentes. Este matiz dificulta enormemente la adaptación de las personas altamente sensibles a los métodos educativos convencionales y a las normas y rutinas que se viven con enorme incomodidad y monotonía.
Y la alta sensibilidad emocional. Las personas altamente sensibles tienen una riqueza y una intensidad en su vivencia emocional que no pasan desapercibidas. El miedo, la tristeza, el amor, la alegría o la ira pueden llegar a límites insospechados. También poseen una gran intuición, alta empatía y una exacerbada susceptibilidad a las críticas y al rechazo. La infancia es particularmente difícil en este sentido ya que la crueldad, la crudeza y la violencia física o verbal que pueden llegar a mostrar y ejercer los niños de su misma edad pueden ser algo realmente incomprensible y traumático.
La sociedad y el sistema en que estamos obligados a funcionar suele exigir y promover que seamos competitivos, egoístas, que nos mostremos fuertes, seguros y siempre dispuestos para la acción, como guerreros. Las personas altamente sensibles suelen quedarse fuera y absolutamente incapaces de identificarse con estas premisas que muchas veces parecen inevitables. Su capacidad de análisis, empatía y complejidad tanto intelectual como emocional ante un problema deriva, la mayoría de las veces, en que se subestime y se ridiculice la reacción y postura de las personas con alta capacidad y alta sensibilidad. En este sentido, es de vital importancia la contención, el apoyo y la validación de todas estas características en el hogar. Es fundamental conseguir que nuestros niños altamente sensibles acepten y aprendan a gestionar sus recursos y para eso deben sentirse seguros, comprendidos y amados, tal y como son. Ya en la escuela, en sus actividades deportivas o extraescolares, y más tarde en todo ámbito dentro de la sociedad, ya sea la universidad, el trabajo, o los entornos que frecuente según sus áreas de interés tendrán que lidiar con esa sensación de indefensión o incomprensión. De no pertenencia. Para darles las herramientas de autogestión y autoaceptación debemos ayudarles desde el hogar a construir su identidad, su autoestima y promover el autoconocimiento. Eso se consigue con los brazos, los ojos, los oídos y el corazón abierto. Con incondicionalidad, sinceridad. Estando presentes. Brindándoles tiempo compartido de calidad.
En nuestro último Ágora de padres de la Asociación Pitágoras abordamos el tema de la hipersensibilidad y participamos en un juego que nos ayudó a compartir experiencias. Teníamos 5 papeles para colocar en 5 cajas. Una por cada tipo de hipersensibilidad: Motora, sensitiva, emocional, imaginativa e intelectual. El juego consistía en escribir una experiencia o característica de nuestros hijos que encajara en algún tipo de sensibilidad. Podíamos escribir una de cada tipo o las que fueran más llamativas o frecuentes, aunque no hubiera de todas las categorías, ya que cada persona es única y, aunque puede que todas las sensibilidades estén aumentadas, hay casos en que realmente destacan mucho más unas sobre otras.
Las respuestas fueron anónimas y el entorno lúdico generó un maravilloso ambiente de sinceridad y distensión en que nos sentimos aliviados, sorprendidos, emocionados, reflexivos, divertidos, y nos animamos a compartir experiencias, sensaciones, dudas y anécdotas cotidianas que fueron muy esclarecedoras y constructivas.
Nos atrevimos a escribir la palabra obsesión. Nos atrevimos a hablar de los miedos, tan recurrentes e irracionales. Expusimos sin vergüenza esos mundos imaginarios y planteos complejos y preguntas incómodas y esa sinceridad extrema que nos regalan nuestros hijos a diario y con las que muchas veces no sabemos qué hacer. Asumimos, con alivio, que lo que necesitan nuestros hijos es ser aceptados y comprendidos. Que no pueden ni deben ir pidiendo perdón permanentemente por ser como son. Hagan lo que hagan, sientan lo que sientan, digan lo que digan, piensen lo que piensen, necesiten lo que necesiten.
Cada vez está más claro que estos espacios de reunión y diálogo son necesarios. La labor de la Asociación Altas Capacidades Pitágoras representa y construye el primer espacio seguro, el refugio de autenticidad fuera de nuestros hogares donde aprender la mejor manera de acompañar a nuestros hijos y funcionar saludablemente como familia, como padres y con el apoyo necesario para que desarrollen todo su potencial y acepten que lo que tienen no es un problema, no es una debilidad, no es una patología, no una ineludible puerta al aislamiento o al fracaso. Lo que tienen es un don.
Para profundizar en las 5 formas de sensibilidad expuestas por Dabrowski compartimos este artículo publicado en el blog de la rebelión del talento
5 Formas de Sensibilidad en Personas con Altas Capacidades
Y para conocer más a fondo la teoría de Elaine Aron recomendamos el blog de Karina Zegers de Beijl, autora del libro “Personas Altamente Sensibles” donde encontrar consejos, historias y toda una filosofía de vida asociada a la alta sensibilidad.