Todo el mundo sabe lo que es el porno. Tal vez no sea necesario buscar la definición en el diccionario. Y no es que las definiciones de la Real Academia sean irrefutables o una fuente fidedigna e irremplazable de verdad, pero siempre aportan algo, introducen una contundencia y claridad a los conceptos que generalmente costaría encontrar tan rápido en nuestras propias mentes.

Pornografía

  1. f. Presentación abierta y cruda del sexo que busca producir excitación.

Todo el mundo sabe lo que es el porno. ¿Todo el mundo consume porno? Así como nos aportan algo las definiciones del diccionario, también pueden hacerlo los datos estadísticos, esos que nos informan que el 40% de las mujeres consumen porno al menos una vez al mes y que el 73% de ellas prefieren algo de narrativa, contenido, erotismo y no solo crudo y explícito sexo, además de que consumen mucho más porno lésbico, gay y grupal que los hombres.

La Realidad Virtual, entre tantas áreas que sin siquiera proponérselo ha revolucionado, está generando un mega mercado en torno al porno y el sexo virtual de una manera que en los años 90 nos hubiera parecido ciencia ficción de lo más bizarra o simplemente material extraído de una tesis sobre el futuro de las relaciones sexuales entre seres humanos. Pero no es ciencia ficción ni estamos en el año 2050. Hoy en día ya existen empresas como Lovense Kiiroo cuya tienda online nos provee de juguetes eróticos inteligentes, para usar en solitario o en pareja, que no solo vibran sino que interactúan con los vídeos que se están reproduciendo, se conectan entre sí, o pueden controlarse de forma remota a través de aplicaciones móviles. También existen trajes, como el IllusionVR de Tenga, con sensores, profundas cavidades y exuberantes salientes que utilizadas en conjunto con un vídeo 360  en las gafas de Realidad Virtual –Google CardboardOculus Rift u Oculus Gear– simulan visual, sensorial y físicamente una experiencia sexual con una estrella del porno o una sexy jovencita en versión animé. Los movimientos que se ven en los vídeos porno VR están perfectamente sincronizados con los motores de los juguetes masturbadores y pareciera que se acerca el fin de una etapa y el comienzo de otra en que las relaciones sexuales entre humanos deberán estar más justificadas para que valga la pena llevarlas a cabo. Hay páginas web donde comprar juguetes para él, para ella, para ambos; y plataformas, como Lovepalz, similares a una red social, donde encontrar parejas con quienes tener cibersexo y comandar a distancia los cacharritos eróticos de nuestros amantes.

La productora de contenido pornográfico para realidad virtual BaDoinkVR, con base en Nueva York y sedes en Barcelona y Silicon Valley, tiene una gran oferta de vídeos en su página web -accesibles por suscripción- y su último lanzamiento, en conjunto con la danesa Kiiroo es la aplicación VirtualSexology, un proyecto que se define como “edutainment”, una especie de porno educativo, un entretenimiento para adultos que combina erotismo y educación sexual. Su principal objetivo es enfocar el contenido no solo para llevarnos a gozar sino para aprender y mejorar nuestra vida sexual individual y en pareja.

Las cuestiones son muchas y de toda índole. En torno a salud, higiene y economía estaríamos hablando del final de la prostitución, al menos en su vertiente más tradicional. Si hablamos de relaciones sexuales casuales con parejas ocasionales, también podría parecer más cómodo quedarse en casa, ponerse las gafas y evitar riesgos. ¿Y las parejas ya consolidadas? ¿Aceptarían ponerse las gafas y sentir una cosa mientras están viendo otra? ¿Llegaría el amor, la apertura mental y la confianza al grado de aceptar hacer realidad la fantasía de estar en otro lugar y con otra persona mientras estamos aquí y juntos?

Hay un punto que puede ser sociológica o filosóficamente discutible pero que definitivamente tiene una razón de ser fundada en las estadísticas de consumo y la rentabilidad y es cómo el porno y su nueva vertiente VR siguen teniendo un enfoque plenamente machista. Tal vez los nuevos cacharritos eróticos inteligentes y las iniciativas que orientan el porno hacia un mercado conformado no solo por consumidores masculinos sino también por parejas e individuos de ambos sexos y gustos eróticos de lo más variados, aporten una cuota de igualdad a la ecuación.

El escritor norteamericano David Foster Wallace vaticinaba ya en 1996 que si la tecnología seguía avanzando de la manera que lo hacía, y las personas seguían aislándose cada vez más delante de sus pantallas para intentar llenar el vacío inconmensurable que dejaba la sociedad de consumo en sus vidas, cuando llegara la Realidad Virtual al porno, ya no habría razones suficientes para salir de casa. Un estudio reciente realizado por la World Academy of Art and Science se arriesga a vaticinar que en 30 o 40 años los robots habrán pasado a formar una parte indisoluble de nuestras vidas y entre sus múltiples funciones probablemente se transformen no solo en ayudantes domésticos o laborales sino en acompañantes sexuales. Definitivamente habrá que desarrollar nuestras habilidades sociales, espirituales, emocionales y psicológicas como para conseguir que las relaciones humanas puedan seguir siéndonos indiscutiblemente indispensables.

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