Foucault no estuvo obligado a escribir “Vigilar y Castigar”.

Ni Nietzsche presentó “La genealogía de la moral” a cambio de una firma en la libreta universitaria.

Adiestrados para responder. Dóciles, disciplinados.

No podremos escapar del sistema, aunque estemos descubriendo sus fallos. Aunque queramos analizar los delicados mecanismos de esta sociedad disciplinaria, lo haremos conforme a las reglas. Y lo entregaremos en hoja oficio mecanografiada, con una extensión de siete a quince páginas, en la fecha prevista y sin plagiar ¿Cómo iban a creernos capaces? ¿Cómo iban a clasificarnos sino? ¿Cómo podría el mercado laboral aceptarnos sin otro aprobado en las actas y un setenta y cinco porciento de asistencia?

Igualmente, no hay por qué renegar de todo. Gracias al sistema Foucault aprendió a escribir.

Podrían rastrearse los mecanismos de control ejercidos por el poder para inculcar un determinado saber en favor de la creación de un ciudadano predecible en múltiples entornos y sistemas. Las siguientes indagaciones serán un intento de intuitiva aproximación a los engranajes que funcionan en algunos núcleos urbanos estudiados a partir de material teórico, cinematográfico, experiencias cotidianas y una escueta bibliografía.

El primer problema que se podría plantear sería ¿Cuál es el límite de lo urbano? Las definiciones de la Academia Española no aclaran demasiado las dudas:

 

urbano, na

Del lat. urbānus, der. de urbs, urbis ‘ciudad’.

 

  1. adj. Perteneciente o relativo a la ciudad.

 

  1. adj. Cortés, atento y de buen modo. (interesante acepción)

 

  1. m. Individuo de la milicia urbana.

 

urbanismo

De urbano e -ismo.

 

  1. m. Conjunto de conocimientos relacionados con la planificación y desarrollo de las ciudades.

 

  1. m. Organización u ordenación de los edificios y espacios de una ciudad.

 

urbe

Del lat. urbs, -bis.

 

  1. Ciudad, especialmente la muy populosa.

 

ciudad

Del lat. civĭtas, -ātis.

 

  1. f. Conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica a actividades no agrícolas.

 

  1. f. Lo urbano, en oposición a lo rural.

 

  1. f. Ayuntamiento o cabildo de cualquier ciudad.

 

  1. f. Título de algunas poblaciones que gozaban de mayores preeminencias que las villas.

 

SIN.  Urbe

 

 

Cada definición no hace más que remitir a las demás, como suele ocurrir en estos “Catálogos de la Verdad”. Y si la ciudad también son los edificios que la componen, entonces ¿el interior de los edificios también lo es? ¿y los hombres que la habitan, circulan, recorren, animan? ¿y los que la sufren, padecen, odian, maldicen? ¿ellos también son la ciudad?

En la entrevista que hace Rabinoiv a Michel Foucalt este expone el concepto de estado como una gran ciudad.

“Hay una serie de utopías o proyectos de gobierno del territorio que toman forma a partir de la idea de que el Estado es semejante a una gran ciudad: la capital está representada como una gran plaza y las rutas son las calles. Un estado estará bien organizado a partir del momento en que un sistema de policía tan estricto como eficaz -como el que se aplica en la ciudad- se extienda a todo el territorio…”

¿Hasta que punto el mundo no es una gran ciudad hoy en día? La globalizacion ha sembrado sus semillas en cualquier lugar rentable o rentabilizable. Las ciudades se parecen cada día más. La identidad se difumina detrás de los intereses económicos. Se agudizan las redes. Ya no hacen falta las carreteras. La información nos invade más rápido y eficazmente: las autopistas de la web y la nueva policía global ¿Qué más nos hace falta para afirmar que habitamos la gran ciudad?

 

CIUDADES SIN ALMA

 

Fernando Chueca Goitia ya acertaba en su “Breve historia del urbanismo” en llamar a algunas urbes, ciudades sin alma: … “nos queda pues, el problema de las ciudades sin alma, ciertas aglomeraciones norteamericanas, a las cuales nos resistimos a dar categoría de ciudades, a pesar de su enorme volumen y su población… la ciudad sin alma coincide con la ciudad a que ha dado origen la revolución industrial…”

En estas ciudades, la plaza, el ágora, el mercado han desaparecido arrasados por la industria y el slum, el depósito de obreros donde se reponen mínimamente durante la noche para volver a producir por la mañana, y donde la trama y la cuadrícula no son ya un signo de racionalismo o espíritu práctico sino de una desmesurada especulación inmobiliaria, en la que el hombre resigna su vida personal, social o doméstica por una netamente productiva.

Seducido por los rascacielos, las limosinas, orgulloso de su coche, su saldo bancario y su posición, el inconsciente esclavo del siglo veinte seguirá dando una vuelta más al engranaje del sistema capitalista.

New York. Lamentablemente la epidemia de la globalización llevará un poco de ella a cada sitio donde pueda absorber producción. La dejarán imponerse y seguirá creciendo ese gran cementerio de arquitectura sin espíritu.

La sociedad norteamericana es una sociedad que cree, que no quiere saber, no lo necesita, se conforma con creer y el “pan y circo” han pasado a ser “mall y CNN” y los mantiene igual de contentos, distraídos, callados y dóciles que a los romanos.

 

EL JARDÍN DEL EDÉN

 

¿Cómo se vende una ciudad satélite en los Estados Unidos?

Un artículo de la revista Architecture de diciembre del 91, lo describe bien:

… “¿Cómo identificar una ciudad satélite? (cities on the edge)

Cuarenta hectáreas de oficinas, cinco hectáreas de centros comerciales, más trabajo que residencia, lo que incrementa la población a las nueve de la mañana, es un destino más que un origen, y es la “evolución natural” de lo que los ciudadanos estadounidenses quisieron de cómo trabajar, comprar y entretenerse…”

¿Qué es la vida sino? Indispensable su ubicación cerca de la salida de la autopista ¿Cómo no venderla? Ahorre combustible, compre una identidad a su alcance, profana y sagrada. Sea libre, esté seguro.

… “las ciudades satélite se han transformado en los sitios donde la mayoría de los ciudadanos aprenden, votan, rezan y mueren, marcando la nueva forma de vida”…

El paraíso al alcance de la mano.

No era una buena estrategia de marketing describirla como una enorme explanada de asfalto y caldo de primera de negocios inmobiliarios, como la centralización de todas las actividades en un sitio reducido, cerrado y controlado sin necesidad de recurrir a “la peste”, esa utopía política del siglo XVIII. La peste está afuera y ellos contentos tras las rejas. Esta ciudad para los norteamericanos será el lugar que sus hijos y los hijos de sus hijos llamarán “hogar”.

Se entra fácil en el juego. Frank Lloyd Wright había pensado ingenuamente que las ciudades satélites serían la solución al problema de un hombre asfixiado por la metrópolis y los rascacielos. La forma de huir del aplastante caos de la city. Lo que no notó fue que solo con, por y para el bolsillo creciente de la city se crea la ciudad satélite. Un edén ingeniosamente montado. La posibilidad de comprar su propio terreno en el paraíso. No queda claro si dentro de ese jardín del edén la autopista representa el árbol o la serpiente.

 

 LABERINTO DE PERSUASIÓN

 

Por la misma senda podemos llegar hasta Las Vegas.

La arquitectura ya no es aquí como diría Le Corbusier “el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz.” El solo persuasión comercial.

No hace falta más que un gran cartel.

La escultura y el obelisco barroco se han transformado en farolas.

La arquitectura pasa a ser el grosero alarde, el rótulo, el símbolo.

Los espacios de poder mutan, las iglesias llevan carteles de neón.

El casino ha suplantado a la catedral como gran máquina de persuasión.

Dios ha muerto y el consumidor ha desplazado al creyente.

La capital del ocio y su gran calzada ceremonial.

La escenografía no cesa. Se ha construido un gran laberinto de poder. Las luces se multiplican hasta el infinito y se genera una gran desorientación espacial y temporal.

Robert Venturi tiene razón en decir que los arquitectos se niegan a llamar “ciudad” a Las Vegas. Va en contra de la propia formación y dignidad, pero ¿no responde Las Vegas acaso a la indisoluble y parasitaria simbiosis entre la arquitectura y el poder?

 

LA CAVERNA DE TRUMAN

 

Los estadounidenses han hecho su propio tragicómico retrato urbano con el Truman Show.

Truman Burbank es el protagonista de la película.

Toda su vida ha sido planeada. Desde su nacimiento vive en un gigantesco estudio de televisión, que él cree que es su ciudad.

Todo está repleto de cámaras. Las principales montadas desde lo que Truman cree que es la luna.

Su familia, sus amigos, su novia no son más que actores.

Su vida es un programa de televisión: “The Truman Show”.

El marco idílico de la población que habita es un escenario de casas de madera y vallas blancas, cerca de la playa. La vida ideal.

Lo que en la ficción es un estudio de televisión, es en realidad un nuevo barrio construido en Florida que se ha puesto muy de moda en el último tiempo.

Hay una paradoja en el nombre del personaje: Truman, ¿True-man?

¿Acaso los norteamericanos no viven así? ¿Y no intentan vivir así todos los que se mudan a esos nuevos barrios privados? ¿No lamentamos y criticamos la falsedad y la hipocresía? ¿Pero no son muy tristes la arquitectura y el urbanismo efímeros de nuestro tiempo?

Sin embargo, seguimos cómodamente contemplando las sombras dentro de la caverna.

 

SONÁMBULA BUENOS AIRES

 

Se lo llama progreso.

Se siente orgullo por la “renovación urbana” de la ciudad de Buenos Aires.

Por Puerto Madero, por el Abasto, por la calle Corrientes y el futuro proyecto de Retiro y los barrios cerrados.

Quizás sea un buen momento para preguntarse si la arquitectura puede resolver los problemas sociales ¿Puede el urbanismo resolverlos? ¿Quién es el arquitecto para decidir cómo debe vivir un ciudadano? Ni siquiera será el arquitecto el que decida, sino la ley de la oferta y la demanda. El arquitecto cree poder decidir dónde vivirán, dónde trabajarán, dónde se recrearán, por dónde y cómo circularán los habitantes de la ciudad.

…“Detrás de los edificios que vemos hay hombres que no vemos”… diría Coderch.

¿Quién piensa en esos hombres? Detrás de la renovación urbana de la futura estación de Retiro, está la villa 31, igual que todos los vecinos del Abasto.

¿Resuelven la arquitectura o el urbanismo algún problema? ¿Alguien piensa donde ubicar a esta gente? El arquitecto no hace otra cosa que usar la profesión como un medio de autosatisfacción. El arquitecto-niño con su juguete preciado.

El inversor piensa en los ciudadanos en términos de ABC1 si son de clase alta, C2C3 para clase media, y DE para la clase baja, obviamente fuera de mercado.

¿Resuelve el urbanismo este problema? No. Porque el urbanismo no podrá existir si no es de la mano del capital ¿Cómo se vende en Buenos Aires un barrio cerrado? Seguridad, espacios verdes, accesibilidad, cercanía al equipamiento y los servicios. Mientas tanto los inversionistas celebran la existencia de la nueva autopista Buenos Aires – La Plata. Cada rincón despoblado del sur de la provincia de Buenos Aires sé está volviendo altamente rentable. Una bajada de autopista ¿qué significa? Posible emplazamiento de un centro comercial, complejo de ocio, barrio cerrado o club de campo. En los propios carteles de los countries se muestra sin reparos la fotografía de la gran reja que los separará felizmente de la “peste exterior”.

¿Qué se hace con los actuales residentes de esas áreas que en este momento están incrementando su valor inmobiliario y que mañana serán viviendas, barrios y campos de golf para los ABC1, nuevos ricos, o como se los quiera llamar? ¿No estamos sonámbulos nosotros también?

 

Y en la Facultad de Arquitectura se nos prepara para otra cosa.

Hacemos ciudades utópicas llenas de sugerentes formas.

Somos arquitectos para un “ciudadano perfecto”.

Si prepararan a los médicos en la misma hipocresía estarían cometiendo un crimen. Tarde o temprano entraremos al sistema ¿Subiremos a la noria?

Imposible escapar de los dientes del engranaje ¿Podremos despertar? ¿Llegaremos algún día a despertar a alguien?

 

… “El hombre es relativamente él mas fracasado de los animales, él más enfermizo, el que se desvía mas peligrosamente de sus instintos. Verdad es que con eso resulta él más curioso de los animales” …

 

… “Afirmo que todos los valores que sirven en el día a los hombres para resumir sus más elevados deseos son valores en decadencia. Digo que un animal, una especie o un individuo están corrompidos cuando eligen y prefieren lo que es desfavorable para ellos.”

 

Friedrich Nietzsche, El Anticristo