Hoy, 23 de abril, se celebra el Día Internacional del Libro, y en más de un centenar de países en todo el mundo se realizan actividades para promover el maravilloso hábito de la lectura.

Leemos en público. Leemos en privado. Leemos solos. Leemos acompañados. Leemos en voz alta. Leemos en silencio. Leemos para nosotros. Leemos para los otros. Leemos sentados. Leemos de pie. Leemos por placer. Leemos por obligación. Leemos y viajamos en el tiempo. Leemos y recorremos lugares remotos. Leemos y nos ponemos en la piel del otro. Leemos y gozamos. Leemos y sufrimos. Leemos y conocemos lo diferente. Leemos y nos conocemos a nosotros mismos. Leemos para aprender. Leemos para enseñar. Leemos para volar. Leemos para soñar. Leemos y tomamos conciencia. Leemos casi sin darnos cuenta. Leemos pensamientos. Leemos sentimientos. Leemos nombres, órdenes, derechos, carteles, precios, listas, marcas, novelas, poesías, prospectos, recetas, reglamentos, instrucciones, ensayos, cartas, noticias.

A continuación, cuatro edificios que tienen el placer y el honor de ser espacios dedicados especialmente a la lectura, y a guardar y proteger esos preciosos contenedores de páginas cargadas de vida que son los libros.

Biblioteca de Peckham, Londres

Alsop & Störmer

peckham peckham2

Esta biblioteca en el sureste de Londres ganó el Premio Stirling de Arquitectura en 2000. La decisión más significativa del proyecto fue la de ubicar la sala de lectura a 12 metros de altura liberando la planta baja para uso público al aire libre y generando un edificio escultórico con un gran atrio de acceso en abierto diálogo con el entorno urbano. Un prisma vertical de 5 plantas en el lado norte aloja las circulaciones, servicios, oficinas, aulas y zona multimedia. Encima, y buscando las mejores vistas a la vez que se aleja del bullicio de la calle, se apoya el volumen principal que alberga la sala de lectura y 3 piezas orgánicas donde se ubican la biblioteca infantil, una sala de debate y un espacio especialmente dedicado a literatura africana.

Biblioteca de Seattle, Washington

Rem Koolhaas

Seattle seattle2

La propuesta de OMA para Seattle redefine el concepto de lo que es una biblioteca, cómo funciona, y la manera en que se plantea afrontar futuras ampliaciones o cambios en las necesidades del programa. Su diseño rompe con la típica estanqueidad compartimentada de la biblioteca y genera un espacio diáfano y multifuncional donde todo tipo de medios tiene cabida. Se erige como un organismo vivo que reordena y cataloga la colección en una cinta continua ascendente y en la que el acceso a información, contenido, zonas de ocio, salas de estudio, y oferta de actividades aparecen con naturalidad a medida que se dibuja el recorrido. Flexibilidad, multifuncionalidad y dinamismo definen esta nueva manera de pensar la biblioteca.

Biblioteca de Vennesla, Noruega

Helen & Hard

Vennesla Vennesla2

Esta bellísima biblioteca y centro cultural en la ciudad noruega de Vennesla se integra con suave elegancia a la trama urbana. Al igual que otros proyectos del estudio de los nórdicos Helen & Hard el edificio está pensado para consumir el mínimo de energía y está calificado como clase A por su eficiencia energética y conciencia medioambiental. 27 cintas de madera laminada definen la identidad del proyecto: resuelven el espacio principal, definen la fachada, permiten el paso de la luz natural y protegen del sol, alojan las instalaciones de electricidad e iluminación, y se pliegan sobre si mismas para generar espacios de mayor privacidad e incluso para contener los libros de la colección.

Biblioteca de la Universidad de Filología, Berlín

Foster + Partners

berlin berlin2

La biblioteca de Norman Foster para la Universidad pública de Berlín reunía varios condicionantes. Debía englobar 11 bibliotecas universitarias que se encontraban separadas, formaba parte de un proyecto de ampliación y restauración del campus existente, a la vez que debía poner de manifiesto la innovación tecnológica, identidad morfológica y eficiencia energética que forman parte del sello personal de Foster + Partners. El edificio se posa como una crisálida de doble envolvente que resuelve la ventilación natural, aprovecha la luz solar y consigue reducir en un 35% la energía necesaria para su óptimo funcionamiento, iluminación y confort. Se ha ganado, y no en vano, el apodo de “El cerebro de Berlín” y es que, además de contener gran parte de los saberes de la ciudad, los comparte, cultiva y reproduce dentro de un contenedor casualmente alegórico.