En vísperas de las elecciones municipales que se celebrarán mañana en España es un buen momento para reflexionar sobre los espacios ocupados por el poder; lo que evocan, lo que representan, lo que de ellos emana, y cómo llevan adheridas muchas reminiscencias del pasado que a estas alturas solo podríamos llamar alegorías.

Cuando pensamos en la arquitectura gubernamental hay una imagen mental asociada que nos remite inevitablemente a la Antigua Grecia. Durante años los espacios del poder han buscado referentes formales y estilísticos en el pasado y han repetido las columnatas y los frontis como si no fueran capaces de hacer referencia a la democracia si no es a través de los mismos lenguajes, elementos y configuraciones en los que surgió esta forma de gobierno.

El espacio de poder en el tiempo ha sido muy consecuente con el paradigma que representaba, la ideología en que estaba engendrado y la estructura jerárquica de la que emanaba. Las monumentales construcciones del mundo antiguo siguen en pie y dan muestra del poder divinizado, absoluto e irrefutable del que surgieron. Cuando Grecia sentó las bases de la actual democracia, aunque no tuviera nada de igualitaria ni universal, ampliaba increíblemente el rango de ciudadanos que tenían poder de decisión y acceso a una cierta representación y soberanía. ¿Por qué entonces seguir replicando modelos clásicos para albergar una estructura gubernamental que ya nada tiene que ver con la ateniense?

Aunque es cierto que la arquitectura siempre ha ido con retraso para representar su tiempo, y mientras el diseño y las ingenierías aeronáutica, industrial, electrónica, informática, la tecnología y las comunicaciones aceleraban su desarrollo, la arquitectura llevaba siempre un lastre de simbolismo, una inercia de significado, una huella de identidad que dificultaba la tarea de reinventar el espacio y la forma – y en algunas tipologías más que en otras – también es cierto que se puede innovar, se puede redefinir y reinventar el lenguaje arquitectónico.

A continuación cuatro ejemplos de edificios pensados para sedes de gobiernos democráticos que no solo superan la columnata jónica y el inútil triglifo decorativo que ya hace 2.500 años no hacía más que emular algo que no era: una antigua viga de madera que no hacía falta ni estaba más allí pero se esculpía en piedra para no perder la costumbre y el ritmo, sino que demuestran que la arquitectura gubernamental se puede expresar a través de un lenguaje contemporáneo.

BIG Bjarke Ingels Group

Concurso de Ideas para la Nueva Sede del Gobierno de Oslo

La propuesta de BIG conjuga un gran parque público abierto a la comunidad, la demolición del antiguo edificio en forma de Y para devolver ese espacio a la ciudad, una multiplicidad de funciones recreativas, culturales y de ocio en el nuevo pulmón verde y cuatro torres de oficinas inspiradas en las  montañas noruegas que se integran en el perfil urbano con transparencia y dinamismo, como un panóptico invertido, no representan hitos desde los que vigilar o expresar grandilocuencia, sino desde los que trabajar a la vista de todos.

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SAMOO

Complejo Gubernamental en Corea del Sur

La implantación de este complejo favorece la participación ciudadana, genera un nuevo espacio para la comunidad con áreas de servicios y actividades culturales en un basamento que aprovecha y multiplica la superficie de uso público. Los bloques de oficinas se erigen con un lenguaje ordenado, sólido y estable, y a la vez actual, permeable y transparente.

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ROCCO Design Architects

Oficinas del Gobierno de Hong Kong

Esta propuesta, materializada en 2011, tiene una gran carga simbólica. Las funciones ejecutiva, legislativa y administrativa mantienen una independencia morfológica y funcional a la vez de conforman entre ellas un gran pórtico, una puerta siempre abierta a la ciudadanía. Dialogan a través del parque cívico sobre el que se implantan que es de uso público y ofrece un espacio verde que conecta la ciudad y la costa. Los arquitectos se basaron en 4 conceptos que les pareció importante representar: apertura, comunicación, naturaleza y sostenibilidad.

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FOSTER & Partners

Reapertura del Reichstag de Berlín

El Reichstag de Berlín es ya un icono de la ciudad y la intervención representa la transformación democrática en múltiples aspectos. La fuerte presencia del edificio neoclásico original y las huellas de la guerra y la destrucción no podían ser borradas ni olvidadas. El pasado está allí, presente y superado. De la antigua coraza que permanece en silencio y se instala como museo de la historia, emerge el corazón de una nueva Alemania. La enorme cúpula representa el renacer de una nación de espíritu fuerte y transparente. Tanto gobernantes como ciudadanos acceden al edificio por el mismo espacio. La nueva cúpula es abierta y accesible y permite al público observar el funcionamiento del edificio y situarse simbólicamente por encima de sus representantes.

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