¿Qué es la depresión existencial y por qué afecta en mayor medida a las personas con altas capacidades?

La muerte, la libertad, la soledad, el sentido de la existencia, el amor, la imagen de uno mismo.

Todas las personas han pensado alguna vez en estos temas, los grandes temas. Puede incluso que hayan pasado periodos de sus vidas más afectados o abarcados por alguno de ellos en particular.

¿Pero cómo sería vivir con esas preguntas presentes en nuestro pensamiento todos y cada uno de los días de nuestra vida? ¿Cómo sería convivir con esos planteamientos a diario y no poder verdaderamente compartirlos con el resto de personas a nuestro alrededor ni con la profundidad ni con la frecuencia necesarias por no enfrentarnos a su hartazgo, incomprensión, preocupación, o a ser juzgados como si tuviéramos un trastorno mental?

Ese puede ser, y es en realidad y con mucha frecuencia, el día a día de una persona con una inteligencia superior a la media. No es algo que puedan elegir. No es algo que les haga la vida más fácil, desde luego, y muchas veces comienza con un simple planteamiento, una conexión entre hechos, una situación cotidiana, una noticia, una anécdota, un recuerdo, y se va ramificando hasta transformarse en un pensamiento recurrente que se alimenta a sí mismo y desemboca en angustia, desasosiego y soledad.

¿Puede una persona ser demasiado inteligente para ser feliz? ¿Podemos atrevernos a hacer esta pregunta? Claro que sí. Tener una inteligencia superior no es precisamente una realidad con la que sea fácil lidiar. Es un maravilloso regalo en múltiples aspectos. Pero trae acarreadas también múltiples cuestiones con las que hay que aprender a convivir. Tanto si vivimos la alta capacidad en primera persona, como si se trata de personas cercanas, familiares, pareja, amigos, alumnos.

La depresión y el suicidio son temas tabú. No es fácil para nadie hablar de su depresión, o la de un ser querido. No es cómodo ni agradable compartir la frecuencia e intensidad con la que se puede llegar a sentir tanta soledad, tanta tristeza, tanto aislamiento, tanta incomprensión y una falta tan enorme de sentido como para que aparezca la idea del suicidio. Y los temas que son tabú, son frecuentemente los que más habría que tratar. “De eso no se habla” suele venir delante de temas que paradójicamente no hay mejor manera de relativizar y resolver que hablando, sacándolos fuera.

Las personas con altas capacidades, al tener una complejidad de razonamiento mayor, más facilidad para interrelacionar conceptos, más intensidad y sensibilidad emocional y un mayor sentido y conciencia de la verdad, la justicia y la existencia, llegan a tener una mirada tan abarcativa y completa, tan rica e idealista acerca de la vida, que choca estrepitosamente contra la realidad. Las expectativas para con uno mismo y para con los demás. Las ideas y las percepciones. Las construcciones mentales, se derrumban en contraste con lo que las cosas son, lejos de lo que podrían, deberían, de lo que imaginan y desearían que fueran.

Puede ser de mucha ayuda saber qué es la depresión existencial y cómo afecta en mayor medida a las personas con altas capacidades. Puede ser de mucha ayuda intentar quitar de los grandes temas, de los dolores más profundos y de los miedos más angustiantes el cartel que pone: “De eso no se habla” y cambiarlo por otro que diga: “Hablemos. Hablemos todo lo que haga falta. No estás solo.“

Compartimos un artículo de Maria Rydkvist, docente, experta en superdotación, activista en favor de la educación y los derechos del alumnado con sobredotación intelectual y creadora del blog sobre superdotación y superdotados Mom to Gifted.

La depresión existencial del adulto superdotado