En el Día Internacional contra la Esclavitud Infantil y recordando los artículos de la Declaración de los Derechos del Niño, aprobada por la Organización de las Naciones Unidas en 1959, dedicamos el artículo de hoy a aquellos espacios diseñados para asegurar y promover la formación y el desarrollo integral de los niños, brindándoles cobijo, protección, motivación, estimulación intelectual y bienestar físico y emocional: la arquitectura educacional.

Creo que pensando en la arquitectura diseñada para educar podemos explorar diferentes enfoques. Funcionalmente el programa es muy simple, el elemento nuclear es el aula, y este es el germen que debe nutrir las demás decisiones. Muchas escuelas en el mundo nacen de la decisión y la posibilidad de transformar en aula un espacio cualquiera y generar allí el ambiente propicio. Confío firmemente en que la arquitectura sí puede tener una finalidad social, y puede resolver algunos problemas. También es cierto que sirve a fines económicos, políticos, comerciales y especulativos. Pero en ciertos casos cumple una valiosa misión. Los otros días leía las palabras de un antiguo profesor mío del primer año de diseño arquitectónico, Martín Sáez, que exponían una realidad interesante respecto de la ciudad. Decía que “las ciudades no son sus edificios, sino lo que queda entre ellos. Son aquellos lugares que sirven para el encuentro y donde las relaciones personales se logran desarrollar”. En las escuelas ocurre lo mismo, lo verdaderamente importante es el intersticio, aquel espacio entre sus muros que hace posible que los niños encuentren el entorno y las personas adecuadas que les ayuden a desarrollar todo su potencial.

He seleccionado 4 proyectos que siento representan en distinta medida la idea de que la arquitectura puede tener un fin social, puede cambiar las cosas, puede solucionar problemas, puede pensarse y construirse de manera inclusiva.

 

Makoko floating School en Lagos, Nigeria

NLE arquitects

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Esta maravillosa escuela flotante forma parte de un proyecto por fases que incluirá más estructuras similares con fines educativos, laborales y habitacionales. Para su construcción se han utilizado los materiales del lugar, mano de obra local y métodos naturales para favorecer la ventilación, el control del asoleamiento y la recogida de aguas de lluvia.

 

Escuela portátil, en la frontera entre Birmania y Tailandia

ONG Building Trust

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Este prototipo de escuela móvil permite trasladarla de un sitio a otro según las necesidades de las comunidades migratorias o de refugiados. El sistema tiene un diseño modular que permite adaptarlo a las necesidades particulares de cada emplazamiento. Está construido aprovechando los recursos locales y puede ser armado con facilidad. Utiliza muros de bambú, fundaciones de neumáticos en desuso rellenos de grava y techos textiles que minimizan la ganancia de calor y el ruido de la lluvia.

 

Escuela de adobe en Gangouroubouro, Mali

LEVS Architecten

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Esta escuela de educación primaria en Mali fue construida con los métodos que dicta la tradición vernacular. Los bloques que componen los muros fueron fabricados por la comunidad con tierra apisonada. La cubierta vuela sobre el frente más asoleado resolviendo la circulación y generando un espacio exterior de uso comunal.

 

Huerta escuela en Vietnam

Vo Trong Nghia architects

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Este centro público de educación preescolar ha sido construido por y para el barrio obrero en que se sitúa. Con materiales de bajo coste y gran eficiencia térmica, el edificio resuelve las cubiertas dibujando una espiral de huertos urbanos y zonas ajardinadas. Se erige como un modelo de sostenibilidad tanto en la construcción como en el uso, favoreciendo las actividades al aire libre y promoviendo una conciencia de autoabastecimiento y cuidado del entorno natural.